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docu Pesebres de encuadre único o múltiple:
dos formas de representar el belén



¿Cómo se pueden representar los pesebres?

Si alguien te pidiera que imaginaras un belén, ¿qué imagen vendría a tu mente?

Probablemente pensarías en figuras de terracota colocadas sobre musgo, serrín o arena. Un trozo de corcho bornizo simula la cueva del Nacimiento, pequeñas ramas secas hacen de árboles en miniatura y un trozo de papel de aluminio refleja la luz como un riachuelo. Esa es la imagen más difundida del pesebre, la que muchas familias crean cada Navidad con esmero, cariño y tradición.
Este tipo de pesebre puede observarse desde varios ángulos, sin un punto de vista obligatorio, lo que lo convierte en un ejemplo claro de pesebre de encuadre múltiple.

Belén tradicional catalán
Foto: Belén tradicional catalán, plaza Sant Jaume de Barcelona, 2010-2011. Figuras de terracota sobre un mueble o mesa. © Wikimedia Commonslink-extern

Encuadre único: otra forma de representar el belén

Existe, sin embargo, otra forma de crear un pesebre. Es menos conocida por el gran público, pero igual de fascinante: el pesebre de encuadre único.
En este caso, la escena no está pensada para ser vista desde todos los lados, sino que ha sido diseñada meticulosamente para contemplarse desde un único punto de vista, como ocurre en el teatro, la pintura o la fotografía. Todo —la composición, la luz, los volúmenes— se ordena con precisión para ofrecer una experiencia visual clara e intencionada.

Belén tradicional catalán
Foto: Escena de la Huida a Egipto. Belén monumental "Salve, Emmanuel", Jerez de la Frontera. Autor: Miguel Pérez Carrillo. © Wikimedia Commonslink-extern

¿Qué pasa con la clasificación de "belenes abiertos o panorámicos"?

Es posible que en otras fuentes, como Wikipedia, hayas encontrado que los belenes se pueden clasificar como "abiertos / panorámicos" o "cerrados".

Abiertos o panorámicos, que son los visibles al menos por tres de sus caras o lados, situados más bajos que el punto de vista del espectador, sin estar rematados por celaje alguno, ni techo ni armazón que lo cierre, sino, en todo caso, por un telón liso de fondo.
— Wikipedia, artículo “Belenismo”

Esta clasificación se basa en criterios espaciales: cuántos lados son visibles y a qué altura está el montaje respecto al espectador. Pero esta clasificación presenta varios problemas:

Sin embargo, esta forma de categorizar los pesebres tiene algunos puntos débiles:

icon-senyalDemasiado técnica y restrictiva → Se enfoca más en la disposición física que en la experiencia del espectador.

icon-senyalNo considera la riqueza narrativa → Los belenes no son solo estructuras, sino representaciones con múltiples escenas y puntos de vista.

icon-senyalCriterios ambiguos → La altura "por debajo del punto de vista del espectador" es relativa, ya que varía según quién observe la escena (adultos, niños o personas sentadas, como quienes usan silla de ruedas). Además, en la práctica, existen pesebres colocados sobre tarimas elevadas, pero también otros situados directamente en el suelo de plazas o jardines. En estos últimos, las figuras de tamaño real pueden ser vistas a la misma altura del espectador o desde distintos ángulos y alturas. Por lo tanto, definir un criterio absoluto sobre la "altura por debajo del punto de vista del espectador" puede resultar problemático, ya que está condicionado por el contexto en el que se ubique el pesebre y el público al que esté destinado.

icon-senyalLimitación en el fondo escénico → Menciona que deben tener un "telón liso", cuando en la práctica muchos belenes llamados "panorámicos" incluyen fondos decorativos como cielos estrellados o paisajes pintados.

Belén panorámico eclesiástico
Foto: Belén panorámico eclesiástico en la parroquia de Sant Joan de Gràcia (Barcelona), montado por los Catifaires de Gràcia (2023). © Wikimedia Commonslink-extern

Encuadre único o múltiple: una decisión escenográfica

Puig i Roig (1933) ya comenta:

Belén tradicional catalán
Puig i Roig, J. (1933). La construcció dels pessebres (p. 27). Barcelona, Editorial Balmes.
Vemos cómo en todas partes se pretende clasificar los pesebres en categorías o grupos determinados, atendiendo a los diferentes estilos o a las modalidades de construcción. Entendemos que es muy difícil, por no decir imposible, establecer tales clasificaciones, pues, al no poder obedecer la construcción de los pesebres a reglas fijas, cada uno sigue las suyas y emplea procedimientos propios, resultando así casi tan variadas las formas que presentan estas construcciones como numerosos son los artistas pesebristas que las crean.

(Puig i Roig, 1933, p. 27, traducción propia).

Por eso, el encuadre en el pesebre no es una clasificación cerrada, sino un criterio escenográfico que determina la relación entre la escena y el espectador. Se aplica tanto a belenes tradicionales como a representaciones digitales e inmersivas.

El encuadre único o múltiple en el pesebre no constituye una clasificación cerrada, sino un criterio escenográfico que determina la relación entre la escena y el espectador. Este criterio trasciende las técnicas, materiales y formatos, y no debe entenderse como una norma o regla, sino como una elección dentro del proceso creativo, sin encasillar los pesebres en grupos cerrados. Se aplica tanto a pesebres tradicionales como a nuevas formas digitales e inmersivas (En este enlace te lo explico) link-extern, que están cada vez más cerca. Lo esencial no es cómo se construye el pesebre, sino cómo se ha diseñado para ser visto: si desde un único punto de vista, como en la pintura, el cine o el teatro, o, en nuestro caso, en el diorama o en una representación frontal, como una vitrina, aparador o expositor; o bien desde múltiples ángulos, permitiendo una exploración tridimensional. Este principio se mantiene constante a lo largo de la evolución del belenismo, desde los primeros pesebres históricos hasta las experiencias interactivas del futuro.


Comparación: Dos Formas de Ver un Pesebre

1. Belenes de Encuadre Múltiple

Permiten ser vistos desde varios ángulos y muchas veces son interactivos, con elementos que se pueden mover o reorganizar.

El belén de encuadre múltiple es el más extendido en hogares y espacios públicos tanto cubiertos como exteriores. Su disposición permite que el espectador lo observe desde distintos ángulos, algo similar a una escultura de "bulto redondo" que puede recorrerse libremente.

Precisamente, esta característica invita al espectador a desplazarse físicamente alrededor del pesebre, generando múltiples experiencias visuales, que enriquecen la percepción espacial con cada nuevo punto de vista. El espectador realiza, en definitiva, un auténtico paseo visual, parecido a lo que sucede al contemplar un documental donde la cámara se mueve mostrando diferentes ángulos de una misma escena o paisaje.

Un dato curioso sobre estos pesebres es que, por regla general, suelen representar simultáneamente varias escenas relacionadas con el nacimiento de Jesús, como por ejemplo: el nacimiento con la adoración de los pastores, la anunciación a los pastores, la cabalgata de los Magos de Oriente, o el palacio de Herodes. Además, suelen incluir escenas individuales con personajes secundarios que complementan y enriquecen visualmente la narración: un pescador, una lavandera, un leñador, entre otros.

Un belenista con buen dominio de la composición puede guiar sutilmente la mirada del espectador, pero la esencia del pesebre de encuadre múltiple sigue siendo su libertad visual e interacción con el público.

Belen de la plaza de la villa (Madrid) Palacio de Herodes
Foto: Pessebre de la plaça de la Vila (Madrid), amb l’escena del palau d’Herodes. © Wikimedia Commons link-extern

2. Belenes de Encuadre Único

A diferencia del pesebre de encuadre múltiple, el pesebre de encuadre único está diseñado para ser observado desde un solo punto de vista, como ocurre en una escena teatral, una pintura o una fotografía. Cada elemento se dispone cuidadosamente para guiar la mirada del espectador, utilizando la perspectiva y la iluminación de manera intencionada, similar a un encuadre cinematográfico. Este enfoque permite controlar la profundidad visual y el juego de luces y sombras, creando una composición en la que todos los detalles están pensados para generar una experiencia visual precisa. Como en la pintura, la disposición de las formas y los contrastes lumínicos resaltan los elementos clave, mientras que la escenografía teatral y el lenguaje fotográfico inspiran la construcción de un espacio con un efecto narrativo bien definido. Más que una simple imagen estática, este tipo de pesebre invita a la contemplación, permitiendo al espectador detenerse, explorar sus detalles y descifrar su significado.

¿El encuadre único limita la mirada?

El arte siempre ha sido un diálogo entre el creador y el espectador. Un escritor plasma su visión en un libro, un compositor estructura su música en una partitura, un cineasta enmarca su historia a través de la cámara. Y en todos estos casos, el espectador, lector u oyente no es un simple receptor pasivo, sino un participante activo que interpreta la obra desde su propia sensibilidad.

Algunos podrían pensar que el pesebre de encuadre único impone un punto de vista fijo, limitando la libertad del observador. Sin embargo, esto es un error de concepto. No se trata de imponer, sino de guiar. No de restringir, sino de componer.

Cuando miramos una pintura, sabemos que fue creada para ser vista desde el frente. Eso no significa que la obra anule nuestra interpretación; al contrario, nos invita a explorarla con profundidad. De la misma manera, un pesebre de encuadre único no priva al espectador de su capacidad de admirar, descubrir y emocionarse, sino que le ofrece una escena cuidadosamente diseñada para generar un impacto visual y narrativo.

¿Acaso le pediríamos a un pintor que ajuste su cuadro según nuestro gusto? ¿O a un director de cine que nos deje mover la cámara para ver lo que queramos? El creador no es un títere del espectador, ni el espectador un prisionero de la obra. Ambos tienen su rol en la experiencia artística: el primero compone con intención, el segundo descubre con libertad.

El encuadre único no es una cárcel, sino una invitación. Un buen belenista diseña su escena con la misma precisión con la que un escritor elige sus palabras o un músico organiza sus notas. Y, al igual que en la literatura o en la música, la interpretación final siempre dependerá de quien lo contemple.

Así que si alguna vez has sentido que el encuadre único "te obliga" a mirar de una forma determinada, tal vez la pregunta no sea qué hace el creador con su obra, sino qué estás haciendo tú con lo que ves.

La obra está ahí. La manera en que la experimentas depende de ti.

El cine, la fotografía, la pintura y el teatro llevan siglos utilizando este principio, y sin embargo, cada espectador sigue interpretando las imágenes a su manera. Un pesebre de encuadre único no anula la imaginación del observador, sino que le ofrece una visión cuidadosamente construida para emocionar, contar una historia y generar impacto.

Belén en Trsat en Rijeka.
Foto: Belén en Trsat, Rijeka (Croacia). © Wikimedia Commonslink-extern

La obra pertenece a su creador

Un belenista, al igual que cualquier artista, no crea su obra para complacer al espectador, sino para expresar su visión personal. La manera en que elige representar un pesebre —ya sea de encuadre único o múltiple— responde a una intención creativa, a una búsqueda estética y narrativa propia.

Lo esencial en cualquier pesebre no es desde dónde se observa, sino cómo y por qué ha sido creado. Como en la pintura, el cine o la música, lo importante no es la respuesta inmediata del público, sino la verdad y la intención del artista.

El creador no es un ejecutor de deseos ajenos, ni su obra debe ajustarse a los gustos del espectador. Van Gogh solo vendió un cuadro en vida, a Anna Boch, una coleccionista y pintora belga, en 1890, por 400 francos, pero su arte no perdió valor por ello. El arte no busca aprobación, busca expresión.

Sea un pesebre abierto y accesible desde todos los ángulos, o una composición meticulosamente diseñada para una visión frontal, lo que define su valor no es la forma de su encuadre, sino la creatividad, el oficio y la pasión de quien lo realiza.

Porque al final, un pesebre no es solo una representación del Nacimiento, sino el reflejo de la mirada de su creador.

Te he mostrado en los dos videos un ejemplo extremo, pero fácil de entender.

Este es un caso extremo, pero el significado en el belenismo es el mismo: el creador no trabaja para la aprobación inmediata, sino para expresar su visión y disfrutar de la creación de su pesebre.

Un pesebre, sea de encuadre único o múltiple, no es mejor ni peor por gustar más o menos al espectador. Lo que importa es la creatividad, y el oficio de quien lo ha hecho.

El arte nace de la necesidad de expresar, no de la necesidad de gustar.


⚠ Una confusión innecesaria

Antes de avanzar, vale la pena detenernos en un aspecto fundamental. Lo que voy a explicar solo tiene sentido porque todavía hay quienes creen, de forma equivocada, que el belenismo no es una expresión artística y que se puede clasificar o dividir en ‘artístico’ y ‘popular’.

Esta idea solo existe en España y surge de una interpretación errónea de un texto del siglo XX. Lo que originalmente fue una descripción de cómo se hacían los pesebres en su tiempo, terminó convirtiéndose en una supuesta distinción entre "arte" y "tradición", como si lo ‘popular’ no pudiera ser artístico solo porque no siempre lo realizaban expertos en bellas artes.

Además, el término ‘popular’ genera aún más confusión, ya que puede interpretarse de dos maneras:

icon-senyalComo algo hecho por personas sin experiencia.

icon-senyalComo una representación de la vida del pueblo y su entorno.

Sin embargo, en países como Italia, Alemania, Francia y en toda América Latina, el belenismo siempre ha sido reconocido como una expresión artística legítima, sin necesidad de clasificaciones que lo dividan.

Si esta confusión no existiera, no haría falta ninguna explicación. Pero su origen es un texto sacado de contexto, repetido una y otra vez hasta parecer una verdad incuestionable.

Belén en la iglesia de San Víctor, Dülmen, Renania del Norte-Westfalia, Alemania (2018)
Foto: Belén en la iglesia de San Víctor, Dülmen (Alemania). © Wikimedia Commons link-extern

ico-nuvolPreguntas para seguir pensando

¿Es el belenismo una expresión artística o solo una tradición?

Esta pregunta nos obliga a reflexionar sobre la naturaleza del belenismo y su valor más allá de lo meramente conmemorativo.

Si cada pesebre es único y surge de la creatividad de su autor, ¿por qué algunos dicen que no es arte?

¿Acaso la singularidad y la imaginación no son rasgos esenciales del arte?

Belén en la iglesia de Santa Isabel, Dandenong North, Australia. Creador y artista: Wilson Fernandez
Belén en la iglesia de Santa Isabel, Dandenong North, Australia. Creador y artista: Wilson Fernandezlink-extern

Si el arte nace de la creatividad, ¿por qué se diferencia entre ‘artístico’ y ‘popular’?

¿Es realmente válido este tipo de clasificación o responde a prejuicios heredados?

Basílica-catedral María Reina del Mundo de Montreal, Nacimiento de Navidad
Basílica-catedral María Reina del Mundo de Montreal, Nacimiento de Navidadlink-extern

¿Acaso lo ‘popular’ no puede ser también artístico?

Las manifestaciones artísticas más auténticas y espontáneas muchas veces nacen del pueblo. Entonces, ¿por qué algunas expresiones siguen siendo menospreciadas?

¿Puede una obra ser arte sin que su creador tenga la intención consciente de hacer arte?

A lo largo de la historia, muchas expresiones han sido reconocidas como artísticas sin que sus autores tuvieran una intención formal de crear arte.